jueves, 4 de septiembre de 2008

LA CTA Y LA CGT VISITARON OLIVOS




De la tensión al idilio


Por Martín Piqué

La reunión en Olivos comenzó con caras de pocos amigos y evidente tensión. El secretario general de la CTA, Hugo Yasky, había empezado el día con una conferencia de prensa muy crítica hacia el proyecto oficial de movilidad jubilatoria. En ese primer contacto ante las cámaras, Yasky había cuestionado el parámetro que impulsaba el Gobierno para fijar los haberes jubilatorios: un mix entre el promedio salarial del Indec y los niveles de recaudación de la Anses. La CTA, en una posición unificada con la CGT, proponía, en cambio, que la movilidad se fijara a partir del salario promedio de los trabajadores en blanco. Por eso, cuando Yasky recibió un llamado en su celular y escuchó que la Presidenta lo convocaba a la quinta presidencial, se preparó para un momento difícil. El teléfono había sonado a las 14, dos horas más tarde Yasky llegaba a Olivos. En la puerta se encontró con el secretario general de la CGT, Hugo Moyano; el jefe de Gabinete, Sergio Massa, y el titular de la Anses, Amado Boudou. Yasky pensó que el Gobierno intentaba una gestión de último momento para que la CTA y la CGT cambiaran su posición. La sorpresa fue mayúscula apenas comenzó a hablar la Presidenta. “Al Gobierno le interesa mucho la opinión de ambas centrales sindicales, por eso he instruido al jefe del bloque oficialista en Diputados para que modifique el artículo”, informó CFK.

El cambio que anunció la Presidenta significaba que en el proyecto oficial de movilidad jubilatoria se incorporaría en forma indistinta las dos formas de medición que se barajaban hasta el momento: el mix de promedio salarial de Indec y recaudación de la Anses y el índice de remuneración imponible promedio de los trabajadores estables (Ripte) que elabora la Secretaría de Seguridad Social. Este último indicador era el que proponían las dos centrales sindicales para establecer la movilidad. Al informar sobre los cambios, la Presidenta comentó a Yasky y Moyano que había estudiado los dos parámetros en cuestión y que las diferencias no eran sustanciales. La mandataria dijo que había estudiado los cálculos de evolución de las dos fórmulas y que “no había demasiada diferencia” entre el índice que resultaba de cada parámetro.

Para despejar cualquier duda, la Presidenta aclaró que en el caso se aplicará el famoso artículo 9 de la Ley de Contrato de Trabajo. Esa norma establece que cuando existe más de una fórmula para calcular haberes, siempre se aplicará la ley más favorable al trabajador. Cuando terminó de hacer su informe, Yasky y Moyano respiraron aliviados. En un gesto infrecuente, el Gobierno no sólo se había hecho eco de sus reclamos en materia de movilidad jubilatoria: también los había convocado en persona a la quinta de Olivos para que la Presidenta les diera la noticia cara a cara. Yasky estaba muy contento con los cambios incorporados al proyecto. “Lo principal de esta decisión es que se reestablece el lazo solidario entre la lucha de los que están en actividad y los jubilados. A partir de ahora, los pasivos tendrán mejores jubilaciones cuando se conquisten mejores salarios”, dijo Yasky a PáginaI12.

Tras la reunión con la Presidenta, el secretario general de la CTA comenzó a recibir llamados de varios diputados de su confianza. Lo llamaron Edgardo Depetri, Ariel Basteiro, Victoria Donda. Querían escuchar de su boca los detalles del diálogo con CFK y conocer bien cuál era el alcance de los cambios que había aceptado el Ejecutivo. La inclusión del Ripte como parámetro para fijar la movilidad y la promesa de usar el parámetro más favorable a los jubilados no alcanzó a conformar a todos los legisladores del espacio supuestamente progresista. Los diputados de Solidaridad e Igualdad (SI) decidieron no cambiar su voto: mantuvieron su negativa a apoyar el proyecto oficial. “El gataflorismo de estos muchachos es terrible. Te corren el arco a cada rato”, fue una de las críticas que les dedicaron en la quinta de Olivos.

Moyano también salió a expresar su agrado. Lo hizo al salir de la reunión, ante las cámaras de Canal 7. “Este es un avance muy importante. Después de muchos años, los jubilados van a tener la posibilidad de no depender de la voluntad del Gobierno, sino de las estadísticas que fije la economía. El índice que se va a aplicar es la remuneración imponible de los trabajadores estables. Es muy importante, porque si se mantiene un nivel salarial que recupere el poder adquisitivo, el jubilado también va a ser favorecido”, aseguró el secretario general de la CGT.

Con los cambios aceptados por la Presidenta, una reunión que había comenzado a cara de perro terminó casi a los abrazos. “Vine por un vaso de agua y me van a ofrecer una anchoa”, le había dicho Yasky al jefe de Gabinete al encontrárselo en la puerta de la quinta. Al final no le ofrecieron anchoas, sino lo que las dos centrales sindicales venían reclamando.

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